Hay épocas en las que dormir parece una misión imposible. Te acuestas, cierras los ojos… y la cabeza se activa. Quieres descansar, pero tu cuerpo no colabora. ¿Te suena?
La falta de sueño no es sólo un tema de rutina o de pantallas. Detrás de los malos hábitos, a menudo encontramos un desequilibrio interno profundo, que pasa desapercibido, pero que el cuerpo sabe traducir muy bien: tensión, irritabilidad, cansancio por la mañana y dificultad para desconectar por la noche.
En Algēmica creemos que entender el porqué es el primer paso para cuidarse. Te presentamos a los grandes responsables invisibles de las noches en blanco:
1. Melatonina baja: cuando el cuerpo no sabe que es de noche
La melatonina es una hormona clave para iniciar el sueño.
Se produce a partir de la serotonina, pero sólo si existe oscuridad y el cuerpo dispone de ciertos nutrientes como el triptófano, el magnesio y la vitamina B6.
Cuando no hay suficiente melatonina:
cuesta dormirse,
el sueño es superficial,
o te despiertas demasiado temprano.
La falta de luz solar durante el día, el sedentarismo o el estrés crónico pueden bloquear su producción.
2. Serotonina insuficiente: menos alegría, menos sueño
La serotonina es mucho más que la hormona de bienestar. Es imprescindible para fabricar melatonina. Si hay déficit de serotonina (por estrés, dieta pobre en precursores, carencia de luz o actividad física), el cerebro no puede “fabricar noche”.
La relación es clara:
Menos serotonina menos melatonina peor descanso
Por eso, muchas personas con ansiedad o tristeza también tienen problemas para dormir... y viceversa.
3. Exceso de cortisol: el “señor estresado” que no calla ni de noche
El cortisol es necesario para vivir, pero cuando está elevado al anochecer, el cuerpo entiende que hay que estar alerta. Es como si en tu interior hubiera una voz que te dijera: “Ahora no es el momento de descansar, ¡hay que resolver cosas!”. Y esto hace que sea imposible desconectar.
Los picos de cortisol nocturnos pueden venir de:
Estrés mental o emocional
Hipoglucemias reactivas (bajadas de azúcar)
Café o estimulantes por la tarde
Horarios irregulares de comida o sueño
Tu cuerpo no sabe si es lunes o sábado, pero sí que detecta si estás en modo “lucha o fuga”. Y así, no puede dormirse.
4. Hígado saturado: el depurador nocturno que también necesita descansar
El hígado es el órgano que más trabaja durante la noche para ayudarnos a eliminar toxinas, regular hormonas y equilibrar la glucosa. Pero si está sobrecargado (por exceso de alcohol, tóxicos, digestión pesada o estrógenos acumulados), puede interferir con el sueño.
Un signo típico es despertarse entre las 2 y las 4 de la madrugada, franja en la que el hígado está más activo según la medicina tradicional china. Ese despertador biológico no falla.
La calidad del sueño es un espejo de nuestro equilibrio interno
Cuando no dormimos, el cuerpo nos está hablando. La buena noticia es que podemos ayudarle a recuperar ese equilibrio.
En Algēmica apostamos por:
Estudiar la causa real (falta de serotonina, cortisol elevado, disfunción hepática…)
Trabajar con fórmulas que respeten la fisiología natural, como extractos de plantas, melatonina sublingual, adaptógenos o refuerzos hepáticos.
Acompañar el proceso con alimentación consciente, hábitos saludables y escucha del cuerpo.