¿Tienes acidez?
Quizás no es demasiado ácido... sino todo lo contrario

Cuando el ardor después de comer no es gastritis, sino una falta de ácido. 

Muchas personas asocian el ardor de estómago a un exceso de ácido y piensan inmediatamente en la típica “gastritis”. Pero hay otra realidad mucho más común de lo que parece: la hipoclorhidria, o falta de ácido estomacal. Y aunque suenen opuestas, ambas pueden provocar síntomas muy parecidos.


GASTRITIS 

Exceso de ácido estomacal
Inflamación


HIPOCLORHIDRIA

Falta de ácido estomacal
Falta de fuerza digestiva

Síntomas similares, causas diferentes


Y es que tanto la gastritis como la hipoclorhidria pueden provocar:

  • Reflujo o acidez.

  • Sensación de plenitud o hinchazón.

  • Digestiones lentas y pesadas.

  • Molestias epigástricas.

La diferencia está en el origen del problema: mientras que en la gastritis hay inflamación y, a menudo, exceso de ácido, en la hipoclorhidria hay baja acidez y falta de fuerza digestiva.

Hay un truco útil y sencillo para sospechar cuál de los dos casos puedes tener. ¿Cuándo aparece el ardor? 

  • Ardor después de comer. Puede indicar hipoclorhidria: el estómago no genera suficiente ácido clorhídrico y, por tanto, no tiene la fuerza necesaria para activar el proceso digestivo y dar la orden de cerrar el cardias, el esfínter superior. Como consecuencia, la comida no se digiere bien, fermenta y genera gases que empujan el poco ácido hacia el esófago.

  • El ardor mejora al comer. Puede indicar gastritis o hiperclorhidria: el alimento actúa como un bálsamo temporal, diluyendo el ácido acumulado.

Observar esta diferencia tan básica entre las dos patologías puede evitar años de malestar y tratamientos inadecuados.

¿Por qué no tener suficiente ácido puede ser tan problemático?


El ácido clorhídrico no es solo un irritante: es una herramienta fundamental para digerir proteínas, activar enzimas, absorber nutrientes como el hierro o la vitamina B12 y evitar infecciones intestinales.

Cuando falta:

  • La digestión se vuelve pesada.

  • Hay mayor riesgo de disbiosis.

  • Se producen carencias nutricionales.

  • Aumentan los gases y el reflujo.

Y aquí llega el error habitual: tomar antiácidos cuando el cuerpo ya tiene poco. ¿El resultado? El problema se agrava.


 

Diagnóstico y enfoque


Para confirmar el diagnóstico, es necesario realizar pruebas específicas como:

  • Gastroscopia.

  • Test de pH gástrico, prueba del bicarbonato.
     

  • Protocolo supervisado con betaína-HCl.

  • Y, sobre todo, un buen análisis clínico funcional.

Tratamientos


Los tratamientos orientativos habituales en estos casos son:

  • Gastritis: proteger la mucosa, regular el ácido, reducir irritantes y el estrés.

  • Hipoclorhidria: estimular la secreción gástrica, reforzar la digestión y la absorción.

No todo lo que quema es ácido


Es hora de romper mitos: no toda acidez se debe a un exceso de ácido. Y no todos los estómagos necesitan protectores. A veces, lo que necesitan es recuperar su funcionalidad.

Si te sientes hinchado, si la comida se te “queda parada”, si sufres ardores recurrentes a pesar de seguir un tratamiento... quizá tu estómago no quema —se apaga.

Consulta con un profesional formado en salud digestiva integrativa.

Tu estómago tiene mucho que decir.

 


 

 

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